“Un cortado descafeinado de maquina con leche natural”, ahí queda eso.
Estoy seguro que la mayoría de los lectores, en algún momento de sus vidas habrán tenido la necesidad o el placer de entrar “a tomar algo” a un chiringuito (por llamarlo de alguna forma), bar, cafetería, restaurante y demás establecimientos del mundo de la hostelería y la restauración.
También lo estoy, de que si no ellos mismos, sí alguien del grupo con el que se hayan animado a compartir el momento, o en todo caso algún que otro cliente de alrededor de ellos, habrá pronunciado esta frase cuando el camarero/barman les pregunta:
¿Qué van a tomar?, ¿les pongo unos “cafelitos”? o ¿Qué va a ser?
Para el que lo pide siempre es un poco “embarazoso” pronunciar la frase de marras, porque SIEMPRE hay algún comentario jocoso al respecto o el camarero hace algún guiño gracioso, o simplemente pregunta;
¿Cómo a dicho que quería el café?
Dando a entender que lo que se ha pedido es algo extrañísimo y que “ a ver si pides un café como cualquier persona normal y dejas de j… pidiendo cosas raras, que no tengo tiempo para tonterías….”
Pero, quede claro desde ya, que este comentario de inicio al artículo, me sirve tan sólo de eso, de inicio, y no es ni mucho menos un ataque al sufrido gremio de profesionales de la hostelería o la restauración que para mi tienen toda mi admiración. Primero por su profesionalidad y segundo por la “santa paciencia que Dios les ha dado”, por que hay que tenerla, no todos servimos para lo mismo, aunque algún que otro “empresario” se empeñe en ello.
A donde voy realmente es a denunciar algo que sucede en ocasiones en “este mundo que nos hemos creado”, y digo “hemos” por que nadie esta exento de culpa de tener lo que tenemos, bueno o … no tanto.
Tomo como vehículo el “Cortado descafeinado de maquina con leche natural” como podía haber tomado otro (que los hay y no pocos), pero es que además lo voy a documentar visualmente, por que lo he sufrido “ en mis carnes”, como por desgracia lo sufren o lo han sufrido día a día otras personas.
Estando recientemente en Barcelona, tras haber comido agradablemente, y en vistas de que en el lugar que lo hicimos, no me inspiraba demasiada confianza para tomar un café (esto pasa mucho, la comida esta muy buena, pero el café…, déjalo correr) de modo que, decidí ir a un pequeño, pero aparentemente agradable localito que se encontraba no muy lejos de allí.
Cuando entre en el local, eran las 15 h 30´aproximadamente, quiero decir que haber gente, había, y no poca. Lo primero que me sorprendió agradablemente fue la decoración, que sin ser ostentosa era muy agradable en su conjunto, tanto en mobiliario, como también en los, escaparates, uniformes de personal, cartas, etc..
Llego el momento de pedir y como de costumbre, me quede el último para evitar confusiones con el pedido y comentarios que normalmente siempre suelen venir de los “más despabilados “del grupo. Y lance mi frase:
“ Un cortado descafeinado de maquina con leche natural”
La chica que nos atendía, no puso cara extraña ¿? , sí hubo algún comentario “del de turno”, que son muy “ingeniosos ellos”, o al menos se lo creen. Que vamos a hacer, la ignorancia y la tontería es gratis e infinita y cada uno se coge la que quiere.