Mi conclusión
Personalmente, dudo mucho que cuando a los creativos/publicistas que en su día les encargaron estos anuncios, tuviesen en mente conscientemente (al menos en parte) toda la batería de «argumentos» que Marmori nos indica en sus «espectaculares» análisis de estos anuncios.
La realidad es que el proceso de creación o gestación de una idea esta «siempre» condicionado por miles de pequeños detalles e influencias que en el 99% de las veces ni siquiera somos conscientes de que se produzcan. Es evidente que en el subconsciente de cada persona y dependiendo de la cultura a la que pertenezca yacen simbolismos, miedos o costumbres ancestrales que permanecen en un «falso silencio» y que parece que no nos condicionan en nuestras decisiones o comportamientos, pero que están ahí y forman parte de nuestro día a día.
Todos sabemos que la imagen de la mujer en su faceta seductora o erótica es ampliamente difundida y que es considerada como un sujeto genérico de tentación, de atracción sobre todo para el público masculino, aunque la imagen que se la da no siempre es maternal o digna de ser tomada como ejemplo. El patrón de belleza de estas mujeres obedece únicamente a la belleza física, discriminando al resto de mujeres que «no tienen la suerte» de compartirlos, creando un claro caso de discriminación hacia estas últimas.
Corsés MERRY WIDOW de WARNER, 1961. En una versión diferente a la que aparece en el libro de Marmori
Ya se desprende de lo decía Marmori en su análisis, el comprador de un objeto anunciado queriendo poseer a este, acaba siendo poseído por el propio objeto. Así mismo nos esta sucediendo hoy día, casi 50 años después de sus análisis, los hombres – y las mujeres – compramos tal o cual producto anunciado, relacionándolo con unas soportes que obedecen a un patrón estético que «no se corresponde» con la realidad y que en muchos casos son consideradas objetos de poder.
Finalmente debo decir que sin tanta retórica, pensamiento Freudiano y uso gratuito del metaforísmo, estoy de acuerdo con la alegoría bíblica del Paraíso que Giancarlo Marmori nos plantea en la que Eva (soporte portadora) le ofrece a Adán (comprador) la manzana que ella ha mordido bajo la atenta mirada de la serpiente (mundo publicitario) que estudia el comportamiento de los dos actores, pero no porque se le haya ocurrido esta analogía a Marmori, sino por que es evidente a todas luces que desde sus más remotos orígenes el hombre ha estado sujeto a este juego de deseo, sexo, dinero y poder. Y después de todo si analizamos con objetividad este mundo en el que vivimos, decidme, ¿qué otra fuerza mueve el mundo que no sean los conceptos que os acabo de citar?, y por favor sed justos y honrados con vosotros mismos y no me digáis que la fuerza que mueve el mundo es el amor, por que en ese caso, solo tengo que argumentaros que toméis cualquier periódico del mundo y leáis la primera pagina, o encendáis la caja tonta o la radio y veáis o escuchéis cualquier informativo.